Familias en lucha - Trastorno por deficit de atención con hiperactividad e impulsividad
Vive y convive, ama y trata, saca adelante y practica empatía con un niño con TDAH medicado o no y entonces dime que el TDAH no existe y que no necesita de medicación.
Mira a los ojos de un niño que sufre lo que llaman TDAH y dile que no existe y dile que no necesita nada y que eso que toma y que le hace rendir más y mejor es una droga.
Dile tú, que dices que el TDAH no existe, dile tú mismo a ese niño que sufre que no le vas a ayudar porque no le pasa nada.
Mira a sus ojos que lloran porque no sabe lo que pasa, mira a sus ojos que pierden el brillo por la tristeza y la angustia de ver que todos lo rechazan, mira a sus ojos y encontrarás la respuesta del que sabe que algo hace mal pero es algo que ni comprende del todo ni puede controlar.
Trátalo ante sus frustraciones, ante sus incontroladas rabietas, habla con él ante sus ataques de ira, ante su irreflexión, ante su frustración.
Párate, míralo y abrázalo, consuélalo y pregúntale que necesita. ¿Sabrás contestarle?
De veras crees que podrás contestar sus preguntas: porque nada me sale bien, porque todos están enfadados con migo, porque yo mismo estoy enfadado con migo, porque me siento así, qué he hecho mal, porque aunque me esfuerce hasta el cansancio nada consigo, porque no puedo ser feliz.
Cuando hayas hecho todo esto, todo lo que una madre o un padre hace desde que se levanta hasta que se acuesta con su hijo. Dime entonces que los drogamos para convertirlos en zombis porque solo buscamos alienarlos y solo buscamos comodidad.
Mira a esos niños, pero también mira a sus padres y el trabajo de cada día y entonces, mírame a la cara y dime que solo soy un gandul que no quiero afrontar ni trabajo ni responsabilidades, que no soy un buen padre y que solo quiero un robot o un niño drogado; dime todo eso mirándome a la cara, a los ojos, mi sola mirada te responderá.
DIEZ MANDAMIENTOS PARA SER BUENOS PADRES
1. Demuéstrale lo mucho que le quieres.
2. Mantén un buen clima familiar. Evitar discusiones en su presencia, cuando sean inevitables, hay que explicarles.
3. Educa en la confianza y el diálogo. Fomenta el diálogo. Una explicación adecuada a su edad hace milagros, nada de amenazas y cumplir promesas.
4. Predica con el ejemplo.
5. Comparte con ellos el máximo de tiempo.
6. Acepta a tu hijo tal y como es.
7. Enséñale a valorar y respetar lo que le rodea.
8. Los castigos no le sirven para nada. Los niños suelen recordar muy bien los castigos, pero olvidan qué hicieron para "merecerlos". Si se convierten en técnica educativa habitual, nuestros hijos pueden volverse increíblemente imaginativos. Disfrazarán sus actos negativos y tratarán de ocultarlos. Podemos ofrecerles una conducta aceptable con otras alternativas.
9. Prohíbele menos, elógiale más. No hay que escatimar piropos. Reconocer y alabar. Siempre mencionamos sus pequeñas travesuras. ¿Por qué no hacemos lo contrario? Si, con un gesto cariñoso o un ratito de atención resaltamos todo lo positivo que nuestros hijos hayan realizado, obtendremos mejores resultados.
10. No pierdas nunca la paciencia. Difícil, pero no imposible, nuestro objetivo prioritario ha de ser no perder jamás los estribos. En esos momentos, el daño que podemos hacerles es muy grande. Contar hasta diez, salir de la habitación..., En caso de que se nos escape un insulto o una frase descalificadora, debemos pedirles perdón de inmediato. Reconocer nuestros errores también es positivo para ellos.
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TDAH el gran olvidado
Familias en lucha - Trastorno por deficit de atención con hiperactividad e impulsividad
Vive y convive, ama y trata, saca adelante y practica empatía con un niño con TDAH medicado o no y entonces dime que el TDAH no existe y que no necesita de medicación.
Mira a los ojos de un niño que sufre lo que llaman TDAH y dile que no existe y dile que no necesita nada y que eso que toma y que le hace rendir más y mejor es una droga.
Dile tú, que dices que el TDAH no existe, dile tú mismo a ese niño que sufre que no le vas a ayudar porque no le pasa nada.
Mira a sus ojos que lloran porque no sabe lo que pasa, mira a sus ojos que pierden el brillo por la tristeza y la angustia de ver que todos lo rechazan, mira a sus ojos y encontrarás la respuesta del que sabe que algo hace mal pero es algo que ni comprende del todo ni puede controlar.
Trátalo ante sus frustraciones, ante sus incontroladas rabietas, habla con él ante sus ataques de ira, ante su irreflexión, ante su frustración.
Párate, míralo y abrázalo, consuélalo y pregúntale que necesita. ¿Sabrás contestarle?
De veras crees que podrás contestar sus preguntas: porque nada me sale bien, porque todos están enfadados con migo, porque yo mismo estoy enfadado con migo, porque me siento así, qué he hecho mal, porque aunque me esfuerce hasta el cansancio nada consigo, porque no puedo ser feliz.
Cuando hayas hecho todo esto, todo lo que una madre o un padre hace desde que se levanta hasta que se acuesta con su hijo. Dime entonces que los drogamos para convertirlos en zombis porque solo buscamos alienarlos y solo buscamos comodidad.
Mira a esos niños, pero también mira a sus padres y el trabajo de cada día y entonces, mírame a la cara y dime que solo soy un gandul que no quiero afrontar ni trabajo ni responsabilidades, que no soy un buen padre y que solo quiero un robot o un niño drogado; dime todo eso mirándome a la cara, a los ojos, mi sola mirada te responderá.
DIEZ MANDAMIENTOS PARA SER BUENOS PADRES
1. Demuéstrale lo mucho que le quieres.
2. Mantén un buen clima familiar. Evitar discusiones en su presencia, cuando sean inevitables, hay que explicarles.
3. Educa en la confianza y el diálogo. Fomenta el diálogo. Una explicación adecuada a su edad hace milagros, nada de amenazas y cumplir promesas.
4. Predica con el ejemplo.
5. Comparte con ellos el máximo de tiempo.
6. Acepta a tu hijo tal y como es.
7. Enséñale a valorar y respetar lo que le rodea.
8. Los castigos no le sirven para nada. Los niños suelen recordar muy bien los castigos, pero olvidan qué hicieron para "merecerlos". Si se convierten en técnica educativa habitual, nuestros hijos pueden volverse increíblemente imaginativos. Disfrazarán sus actos negativos y tratarán de ocultarlos. Podemos ofrecerles una conducta aceptable con otras alternativas.
9. Prohíbele menos, elógiale más. No hay que escatimar piropos. Reconocer y alabar. Siempre mencionamos sus pequeñas travesuras. ¿Por qué no hacemos lo contrario? Si, con un gesto cariñoso o un ratito de atención resaltamos todo lo positivo que nuestros hijos hayan realizado, obtendremos mejores resultados.
10. No pierdas nunca la paciencia. Difícil, pero no imposible, nuestro objetivo prioritario ha de ser no perder jamás los estribos. En esos momentos, el daño que podemos hacerles es muy grande. Contar hasta diez, salir de la habitación..., En caso de que se nos escape un insulto o una frase descalificadora, debemos pedirles perdón de inmediato. Reconocer nuestros errores también es positivo para ellos.